miércoles, 21 de diciembre de 2011

charla 20 de diciembre en Hospital San Carlos, NACIMIENTO NO MEDICALIZADO

Les cuento que ayer tuvimos la gracia de tener en el Hospital de Casilda, una charla sobre nacimiento no medicalizado, gracias a los drs. Andrea Galassi y Gustavo Baccifava.

Importante es destacar que la charla fue organizada desde el Hospital, por intermedio de la Obst. A. Galassi.


La misma fue presenciada por médicos residentes en su mayoría, y médicos del hospital, y mamás.
Los invito a ver fracciones de la misma, con audio e imagen no muy buenas pero el contenido es imperdible.
En Casilda, otra vez, suenan las palabras PARA CAMBIAR EL MUNDO PRIMERO HAY QUE CAMBIAR LA FORMA DE NACER!!!!!!
http://www.youtube.com/watch?v=nYpDmhsFofc&list=UUOSng9XNhQVfCCOfcuC-yqg&index=5&feature=plcp
http://www.youtube.com/watch?v=JdoM-mYprQA&list=UUOSng9XNhQVfCCOfcuC-yqg&index=4&feature=plcp
http://www.youtube.com/watch?v=K2JIcmtgAH0&list=UUOSng9XNhQVfCCOfcuC-yqg&index=2&feature=plcp
http://www.youtube.com/watch?v=v8cuwS1_GNc&list=UUOSng9XNhQVfCCOfcuC-yqg&index=3&feature=plcp
http://www.youtube.com/watch?v=7YR0hn6tBA4&list=UUOSng9XNhQVfCCOfcuC-yqg&index=1&feature=plcp
http://www.youtube.com/watch?v=XfEY2MLY5yg&list=UUOSng9XNhQVfCCOfcuC-yqg&index=6&feature=plcp

domingo, 11 de diciembre de 2011

Navidad según Michel Odent, otra mirada sobre el nacer

Nueva Mirada sobre la Navidad. Michel Odent

Un recién nacido entre un asno y un buey: muchos comparten hoy esta imagen simplificada de la Navidad. Mi propia imagen de la Navidad está inspirada en lo que aprendí de las mujeres que traían a su bebé al mundo en la más completa intimidad, sin sentirse guiadas u observadas. Está también influenciada por el Evangilium Jacobi Minoris, es decir, el protoevangelio de Jacques le Mineur (1). Este evangelio fue salvado del olvido, a mediados del siglo XIX, por el místico austríaco Jacob Sorber, autor de La infancia de Jesús (2). Según estos textos, José partió a la búsqueda de una partera. Cuando regresó, Jesús ya había nacido.
Cuando la deslumbrante luz se atenuó, la partera se encontró ante una escena increíble, ¡Jesús ya había encontrado el pecho de su madre! La comadrona exclamó entonces: “¿Quién ha visto jamás un niño que apenas nacido tome el pecho de su madre?” Es el signo evidente de que este niño al convertirse en hombre, un día juzgaría según el Amor y no según la Ley. El día que Jesús estuvo listo para su llegada al mundo, María recibió un mensaje-un mensaje de humildad. Se encontraba en un establo, entre otros mamíferos. Sin decir palabra alguna, sus compañeros la ayudaron a comprender que en esa circunstancia debería aceptar su condición de mamífero. Debería sobrellevar su handicap de ser humano y quitarse de encima la efervescencia de su intelecto. Debería segregar las mismas hormonas que los otros mamíferos cuando dan a luz a sus bebés, haciendo actuar la parte primitiva del cerebro que todos tenemos en común. La situación era ideal para que María se sintiera segura.
El “trabajo” pudo establecerse en las mejores condiciones posibles. Habiendo percibido el mensaje de humildad y aceptado su condición de mamífero, María se reencontró en cuatro patas. En tal postura, y en la oscuridad de la noche, ella se desconectó fácilmente del mundo. Poco después de su nacimiento, Jesús se encontró en los brazos de una madre extática, tan instintiva como puede serlo una madre mamífera que viene de parir. En una atmósfera verdaderamente sagrada, Jesús fue recibido y pudo, fácil y progresivamente, eliminar las hormonas del stress que necesitó segregar para nacer. El cuerpo de María estaba muy caliente. El establo mismo estaba cálido gracias a la presencia de los otros mamíferos. Instintivamente, María cubrió el cuerpo de su bebé con una ropa que tenía cerca de su mano. Estaba fascinada por los ojos de su bebé y nada hubiera podido distraerla del intenso intercambio de miradas que se establecía.
Este intercambio de miradas le permitió alcanzar otro pico de oxitocina, lo cual provocó una nueva serie de contracciones uterinas que enviaron hacia el bebé un poco de la sangre preciosa acumulada en la placenta. Pronto la placenta fue liberada. Madre e hijo se sentían seguros.
Al principio, María guiada por la parte del cerebro que compartimos con todos los mamíferos, estaba de rodillas. Luego de la liberación de la placenta, se puso de costado, con el bebé cerca de su corazón. En seguida, Jesús comenzó a mover la cabeza, a veces hacia la derecha, otras a la izquierda y, finalmente, a abrir la boca en forma de O. Guiado por el sentido del olfato, se acercaba cada vez más al pezón.
María, que aun se encontraba dentro de un equilibrio hormonal particular, y por ello muy instintiva, sabía perfectamente cómo sostener a su bebé e hizo los movimientos necesarios para ayudarlo a encontrar el pecho. Fue así como Jesús y María transgredieron las reglas establecidas por los neocórtex de la comunidad humana. Jesús –un rebelde pacífico desafiando toda convención- había sido iniciado por su madre. Jesús mamó vigorosamente durante un largo rato. Con el sostén de su madre, salió victorioso de uno de los episodios más críticos de su vida. En breves instantes se había adaptado a la atmósfera y había comenzado a utilizar sus pulmones, se adaptó a las fuerzas de gravedad y a las diferencias de temperatura y entró en el mundo de los microbios. ¡Jesús es un héroe! No había reloj en el establo. María no necesitaba saber cuánto tiempo Jesús había tomado su pecho antes de dormirse. La noche siguiente, María durmió un sueño ligero. Estaba vigilante, protectora y preocupada de satisfacer las necesidades de la más preciosa de las criaturas terrestres. Los días siguientes, María aprendió a sentir cuándo su bebé tenía necesidad de ser mecido. Había tal acuerdo entre ellos que ella sabía perfectamente adaptar el ritmo del balanceo a la demanda del bebé. Siempre meciéndolo, María se puso a canturrear unas melodías a las que agregó algunas palabras. Como millones de otras madres antes que ella, María descubrió así las canciones de cuna. Jesús comenzó a aprender lo que es el movimiento y el espacio. Aprendió también lo que es el ritmo y, entonces, comenzó a adquirir la noción de tiempo. Entró progresivamente en la realidad espacio-temporal. Luego María introdujo cada vez más palabras al tararear sus canciones de cuna. Entonces Jesús absorbió su lengua materna. (1) Proto-Evangile de Jacques 19.2 Citado en: JesúsJean Paul Roux. Fayard, París 1989, p100. (2) Jacob Lorber. L´enfance de Jesús ou l´evangile de Jacques. Capítulo 16 Editions Helios, Ginebra 1983. Título original : Die Jugend Jesu, Stuggart 1852. Extracto del Libro: La Cientificación del Amor. EL Amor y la Ciencia Capítulo 19. Hacia una convergencia Ciencias-Tradiciones. Tercer Interludio. pag. 121. Autor: Michel Odent Editorial Creavida. 1999 

sábado, 17 de septiembre de 2011

El Parto en HOLANDA


En una Convocatoria del ENCA, se realizó un congreso en el que se reunirían asociaciones de usuarias y profesionales relacionados con el parto. 
Con el título “La realidad de dar a luz en los Países Bajos“ las ponentes Thea van Tuyl y Hannie Oor profesionales en la educación y de la preparación al parto y miembros de ENCA Holanda desarrollaron un tema al que los asistentes estuvieron muy atentos, pues Holanda se considera un modelo a seguir en su atención al parto y especialmente al parto domiciliario.
Cuando una mujer holandesa descubre que está embarazada acude a su matrona eligiéndo entre las profesionales de su área. Normalmente en cada área hay varias matronas y lo normal es que la mujer elija un equipo formado por varias matronas y las conozca a todas antes de dar a luz. Tendrá, en el caso de embarazos sin problemas, unas 10 o 12 visitas con las matronas del equipo y una de esas será la que la atienda cuando vaya a dar a luz.
La mujer puede elegir un ginecólogo, pero de hecho solo será cubierto por su seguro médico si hay motivos razonables que indiquen un embarazo con algún riesgo. Si es el embarazo es normal quien la atenderá en todo el proceso es la matrona.
Entre las complicaciones en las que se indica la atención por un obstetra estan los embarazos múltiples, la colocación en nalgas o la hipertensión, por citar algunos de ellos. Existen listados de complicaciones que requieren atención por el obstetra y suponen una clara diferenciación en las áreas de responsabilidad de uno u otro profesional.
Se realizan dos exploraciones por ecografía en cada embarazo, una entre las 10 y 14 semanas y otra a las 20, con el objeto de detectar malformaciones en el feto. Se pueden realizan en la consulta de la matrona o en el hospital.El rasgo más identificativo del sistema de atención al parto en Holanda es que las mujeres que tienen un embarazo sin problemas tienen varias opciones a la hora de dar a luz: lo puede hacer en un hospital o en su propio domicilio. Es la mujer también quien decide quien va a acompañarla en el nacimiento. También puede elegir si desea anestesia, pero en este caso pasará a ser considerada un caso médico y la atenderá el obstetra ya que hay efectos secundarios y problemas que pueden derivarse directamente de la aplicación del alivio del dolor por medios no naturales. Por supuesto, la mujer decide la postura en la que desea dar a luz.
El 30% de las mujeres holandesas paren en su casa. El porcentaje es mayor en el campo y algo menor en las ciudades, pero la cifra global del país es esta. Las matronas reciben una formación específica dirigida a atender el parto en casa con total seguridad y serán ayudadas por una enfermera domiciliaria que también conocerá previamente a la mujer.
Sobre el parto domiciliario en Holanda corren toda clase de historias absurdas que tratan de explicar el motivo por el que en uno de los países más desarrollados se practica algo que en otros se considera algo demencialmente peligroso. Ni es verdad que las mujeres holandesas tienen una pelvis perfecta, ni que son más aptas por montar en bici, ni es verdad tampoco que hay un servicio de ambulancias extraordinario esperando a los traslados.
Si una mujer da a luz en su casa no hay ambulancia alguna que espere en su puerta. La matrona la visita para comprobar el progreso del proceso de nacimiento y se va si no ha llegado el momento. Si la mujer necesita ayuda o si ya ha entrado en la segunda fase del parto la matrona permanece a su lado.
Cuando la matrona detecta algún problema indica el traslado al Hospital y la acompaña hasta que queda en manos del obstetra. A veces el traslado es en coche particular y otras veces se pide una ambulancia. Depende de la situación y del momento del proceso del parto en el que se encuentren. No hay grandes distancias en Holanda y el traslado se hace de forma bastante rápida. En todos los partos la matrona habrá previsto que un traslado puede ser necesario ya que no hay parto en el que se pueda asegurar al 100% que todo irá bien. Pero está previsto previamente. Las mujeres confian en la matrona y saben que serán trasladadas si es necesario.
El un parto en casa se permite realizar la episotomía si es necesaria pero no hay más intervenciones médicas que esa, que además sucede solamente en algunos casos contados. Hay que tener en cuenta que en el domicilio la mujer da a luz en su cuarto o en su baño o en su salón. No hay bacterias hospitalarias peligrosas.
Si el bebé necesita un poco de oxígeno la matrona lo lleva en su equipo. Pero si el problema es más serio se le trasladará al hospital. Puede ser necesario un traslado después del parto por este motivo, o por retención de placenta, hemorragia o desgarro.
Se considera que el parto en casa es tan seguro como un nacimiento en el hospital y en algunos casos incluso más seguro.
Recientemente se ha abierto una investigación para determinar de nuevo la seguridad del parto en casa, ya que las cifras de muerte perinatal eran más altas que en otros países. Sin embargo la conclusión ha sido que estas cifras se deben a otros factores: elevada edad materna en las primigestas ( una de cada cinco es mayor de 35 años), el alto porcentaje de embarazos múltiples por fecundación in-vitro, la alta tasa de inmigrantes que no conocen el sistema de salud y no lo usan o que el tabaco en el embarazo en las clases más desfavorecidas.
En Holanda el parto en casa es seguro, ya que solamente se seleccionan mujeres sanas y porque la distancia a los hospitales es pequeña siendo el máximo tiempo de traslado de 15 minutos, además de contar la matrona con una enfermera especializada que la ayuda.
Es lo normal optar por dar a luz en casa, la mayoría de las mujeres consideran su embarazo como una acontecimiento natural, no como una efermedad. Sin embargo, si temen el parto en casa pueden elegir dar a luz en un hospital, pero si no hay causas médicas que aconsejen su uso la mujer debe pagar la estancia y a la matrona particular. El sistema de salud no ofrece este servicio de forma gratuíta pues lo considera innecesario y de cualquier modo quien la va a atender será una matrona si el parto es normal.
El alta, si todo es correcto, es muy rápida en todos los casos.
Cuando hay un problema la mujer dará a luz con un obstetra. Esto se puede determinar durante el embarazo (colocación del bebé incorrecta o tensión arterial alta). Pero también puede ser necesario derivarla al médico durante el parto mismo. Será un obstetra quien la atienda si se requiere anestesia o si despues del parto hay hemorragia. Las matronas tienen muy claros los casos que exceden su responsabilidad.
Recientemente se ha indicado que el sistema de salud debe ser capaz de proporcionar anestesia epidural a cualquier mujer que lo solicite en el plazo máximo de una hora, pero hasta el momento no es posible aunque es una petición que realizan cada vez más mujeres. Sin embargo, las matronas y enfermeras a domicilio siguen proporcionando técnicas de alivio del dolor no farmacológicas: masaje, paseo, relajación, ejercicios de respiración, visualizaciones o baños, además de la enorme importancia psicológica que tiene para las mujeres la presencia habitual de doulas en sus partos.
Conocer de primera mano el sistema de atención al parto en Holanda me permitió descubrir que particularidades de este país son extrapolables al nuestro y cuales no.
El parto a domicilio, en los lugares donde se puede garantizar el traslado en tiempo adecuado si es necesario y con la atención de matronas formadas sería, en mi opinión factible, y además de seguro y emocionalmente sano, supondría una racionalización de los recursos sanitarios a los casos que lo precisen. En cualquier caso, en los hospitales, puede existir un área determinada para los partos normales, en los que la mujer que no pueda o no desee el parto domiciliario, puede ser atendida por la matrona. Bien es cierto que España no podría proporcionar el parto a domicilio en todos los casos, especialmente por la lejanía de algunos núcleos de población, ni podría imponerlo si la mujer no lo desea, pero considerar el parto en casa como peligroso se revela como un error.
También hay que destacar que en España la matrona es una enfermera que se especializa en este campo, y en otro países la formación es específica desde el comienzo de los estudios. Como hemos visto, el parto, en Holanda, es responsabilidad de la matrona y ella decide, sobre una casuística determinada, cuando pasa a ser un caso que llevará el ginecólogo.

lunes, 6 de junio de 2011

Testimonio: El Nacimiento de Simona

EL NACIMIENTO DE SIMONA

(Testimonio escrito el 28/04/09)

            Juan y yo tenemos una hermosa relación de pareja basada en el amor, el respeto y la confianza, desde hace más de trece años. Hace un par, decidimos convivir y ese hecho nos llevó a plantearnos en serio el tema de los hijos. Lo charlamos mucho, como cada decisión que tomamos juntos y, finalmente, sentimos que era el momento de ampliar nuestro amor hacia otra personita, nuestro hijo o hija.
            Como veníamos pensando en la posibilidad, yo había dejado las pastillas anticonceptivas hacía unos meses pero seguíamos cuidándonos hasta estar completamente seguros de que era “el momento” (aunque todos sabemos que ese momento ideal nunca llega porque siempre hay miedos y dudas lógicos). La cuestión es que un día Juan me conminó: “empecemos a buscar hoy”. Yo sabía que estaba cursando los días de ovulación pero también sabía lo difícil que es quedar embarazada, sobre todo al primer intento, sin embargo, en esos días, con mucho amor y pasión, concebimos a nuestra hija Simona. Según la Dra. Cristina, ella estaba esperando venir.
            Quince días antes de saber que seríamos padres, Juan tuvo una charla con un compañero de trabajo llamado Rodolfo quien le relató cómo había sido el nacimiento de su hijita, en su casa, en una pileta, en el agua!!! Juan quedó sorprendido y maravillado al escuchar una vivencia tan extraordinaria como traer un bebé “al mundo” en un clima íntimo, pacífico, en un entorno de amor, no medicalizado, sin apuros médicos, sin violencias innecesarias ni para el bebé ni para la mamá; con la asistencia de una obstetra y una enfermera extraordinariamente humanas y con el protagonismo de una mamá corajuda y un papá que apoyó todo el proceso. Sin embargo, más allá de sentirse atraído por la idea de un parto respetado y humanizado, Juan dijo: “Qué bueno, pero yo ni en pedo hago algo así”.
            Cuando llegó a casa y me contó todo, yo quedé profundamente conmovida y sentí una inmediata necesidad de saber más acerca de esa “locura” de tener a los hijos en la casa. En realidad, mucho tiempo antes de siquiera pensar en la posibilidad de tener hijos, me llamaba muchísimo la atención que la mayoría de los nacimientos de los que me enteraba eran cesáreas. Dios mío, pensaba yo!!! ¿Qué pasa? ¿Las mujeres perdieron la capacidad de parir por sus propios medios? ¿Qué pasó en poco más de treinta años que hizo que lo que antes eran partos vaginales se convirtieran en puras operaciones cesáreas? (Después me enteraría que aquellas mujeres de hace treinta años, aunque tenían partos vaginales, no se salvaban de un montón de otros procedimientos violentos de rutina como la temible episiotomía). Yo creía, en mi ignorancia, que en una realidad en la cual la mayoría de los partos en instituciones médicas son por cesárea, el hecho de tener un parto vaginal ya sería todo un logro. Lamentablemente, muchas veces, esto no es así porque los partos vaginales también son traumáticos debido al trato poco respetuoso que se les da a la mamá y a su bebé. Todo esto lo sé hoy, luego de un largo y profundo camino de formación, lecturas, re-lecturas, información y, sobre todo, después de escuchar y leer los testimonios de muchas mamás.
Pasé tardes enteras leyendo en la red historias de partos muy traumáticos, de recuerdos demasiado tristes para tratarse de un hecho que debería ser, por lo menos, alegre, como es un parto y también algunos de partos extraordinariamente maravillosos como por ejemplo los partos vaginales, humanizados, después de una o dos cesáreas.   
            Un dato que me resultó y me resulta más que significativo es el nombre que se dan los grupos de seres humanos que se unen en diferentes países del mundo para lograr cambios en el negocio de los nacimientos. Algunos de ellos son: “EL PARTO ES NUESTRO”, “QUEREMOS PARIR”, “QUE NO OS SEPAREN”, “PARTO RESPETADO”, con los cuales se expresa toda una determinación y una reivindicación del lugar de la mujer, de sus derechos y los de sus hijos en un momento tan crítico de la vida como es un nacimiento. La idea que se propone, se defiende, se fundamenta y se trata de implementar, es que no caben dudas de que deben ser la mamá y el hijo por nacer; los absolutos protagonistas del hecho de parir. No son los médicos los que “traen” los bebés al mundo, no son ellos quienes “hacen el parto”, son la mujer y su hijo quienes se PAREN juntos.
            Apenas Juan me contó la experiencia del parto en casa, comencé a investigar en Internet y no salía de mi asombro al leer cada página acerca del parto respetado, parto humanizado, parto en casa, parto en el agua. No podía asimilar tanta información y no podía creer algunas de las cuestiones que se “denunciaban” en estas páginas con respecto a las prácticas violentas e irrespetuosas que se llevan a cabo en la mayoría de las instituciones médicas del mundo a la hora de “traer” bebés al mundo y que son naturalizadas y asumidas como “correctas”.
            Cuando quince días después de comenzar a buscar, nos enteramos de que seríamos padres, Roxana y Rodolfo nos visitaron y en un acto de gran generosidad, (puesto que Juan y yo éramos unos desconocidos) Roxana nos relató la experiencia de su parto respetado con lágrimas de profunda emoción, al recordar un hecho de tamaña trascendencia en su vida, la de su hija y la de su pareja. Al escucharla y vivir con ella su emoción, no tuve ninguna duda: yo quería para mí, para mi hija y para mi amor, una experiencia tan maravillosa como aquella.
            Gracias, entonces, a Rodolfo y a Roxana, nos pusimos en contacto con la extraordinaria Doctora Cristina para asistir a su taller de Parto Respetado que, “oh! causalidad”, justo estaba por comenzar. Recuerdo que ya en la primera charla telefónica con Cristina, me di cuenta de que esto era algo muy diferente a lo que podría imaginar. No puedo olvidarme del extenso tiempo que me dispensó, aún sin conocerme. Recuerdo la pasión, el compromiso y las convicciones que me transmitió respecto a su práctica, recuerdo que me pidió que no la llamara Doctora sino simplemente Cristina (no era un simple detalle, después lo confirmaría, sino toda una toma de posición respecto a su rol como mujer, como ser humano, que trabaja con otros seres humanos y que no pretende tener ningún “estatuto superior” por el hecho de haber estudiado medicina). Recuerdo, porque esas palabras cobrarían su verdadero significado luego de un par de talleres, que me dijo: “este es un camino sin vuelta atrás”.
            Los encuentros, que fueron muchos y se extendían por varias horas, eran muy amenos, se desarrollaban en un clima realmente amigable, tranquilo y de mucho respeto. Cada taller era un ámbito de educación y de formación para las parejas que asistíamos y que charlábamos, sin poder salir del asombro, acerca de cuestiones como por ejemplo:
  • el excesivo número de cesáreas que se realizan cuando la OMS establece que debería ser un procedimiento que se aplique en última instancia, cito: “No existe justificación en ninguna región geográfica para que más de un 10 al 15% de los partos sean por cesárea (el porcentaje actual de cesáreas en Estados Unidos se calcula aproximadamente en un 23%)”. Expertos aseguran que en países del tercer mundo el porcentaje es muy superior. Es por esto que este año la consigna de la Semana Mundial del Parto Respetado es: “Por la urgente disminución de las cesáreas innecesarias”;
  • la posibilidad real de realizar cesáreas “humanizadas” en las cuales tanto mamá como bebé son tratados con profundo respeto, en las cuales se promueve el contacto inmediato y fundamental madre-hijo y se promueve la lactancia materna, entre otros beneficios;
  • los procedimientos innecesarios e injustificados a los que es sometida la futura mamá;
  • los procedimientos violentos e invasivos, probadamente injustificados, a los que son sometidos los indefensos recién nacidos;
  • la forma en que las mujeres, “gracias” a la medicalización e institucionalización del parto, fuimos perdiendo el PODER para parir;
  • el triste y secundario papel al que se relega al padre del bebé por nacer quien, en el “mejor” de los casos es un simple espectador “pasivo” del nacimiento de su hijo;
  • la forma en que infinidad de mujeres alrededor del mundo, de países desarrollados y del tercer mundo, (cada vez más), están re – asumiendo su rol protagónico respecto al hecho de parir y forman grupos, junto a sus parejas, que se ocupan de denunciar las “malas” prácticas que se dan en torno a los nacimientos y que, por sobre todas las cosas, luchan por reivindicar el lugar de la madre y del bebé a la hora de producirse un parto, puesto que no caben dudas de que cada mujer tiene grabada una impronta de la naturaleza  que le brinda la capacidad necesaria para parir en forma fisiológica, siempre y cuando estén dadas las condiciones de tranquilidad, paz, respeto de los tiempos naturales, elección de las posturas para parir, acompañamiento de personas del entorno más íntimo de la mujer y elección del ámbito para parir;
  • etc., etc., etc., etc., etc., etc…
Cristina tenía razón, el camino del conocimiento no tiene vuelta atrás, después de saber que
el nacimiento es un momento trascendental en la vida de todo ser humano y al tener la certeza de que como mujer, hasta diría; como cualquier mamífera; yo sabía que mi cuerpo, mi espíritu y mi bebé podíamos conjugarnos y ser los únicos protagonistas del hecho del nacimiento; Juan y yo decidimos hacer todo lo posible para que nuestra hija naciera en casa, en el agua, en un clima íntimo de paz, amor, respeto y felicidad, acompañados por la sabia Cristina y Mary, una enfermera muy cálida.
            Y bien, gracias a Dios, a la formación, la preparación y la seguridad que nos brindó Cristina, a la tranquilidad que nos transmitió Mary, a la entereza, compromiso, amor y apoyo de Juan, al acompañamiento y buenas energías de las contadas personas queridas que sabían, al doctor Roberto, que controló el embarazo, nos trató con respeto y calidez y nunca cuestionó nuestra decisión, a los ángeles y espíritus que nos acompañaron, a mi preparación física y mental y; sobre todo; gracias a Simona que hizo todo lo que le pedimos, el parto se desarrolló con toda normalidad, tal cual lo habíamos planificado.
Los hechos se dieron así…
El embarazo se desarrolló con absoluta normalidad y lo vivimos como un hecho maravilloso y nunca como una enfermedad. Ya hacía unos días que veníamos contándole a Simona que ya estaba todo listo para recibirla, que habíamos realizado un simulacro y cada detalle estaba previsto, que viniera cuando ella lo decidiera. El día viernes 27 de marzo me levanté sin ninguna señal de parto y me dediqué a mis actividades cotidianas, entre ellas, salir a caminar con mi hermana, (obviamente para acelerar el trabajo de parto, ya había comenzado a ponerme ansiosa). Por la tarde noté algo que supuse era la pérdida del tapón mucoso. El sábado 28 de marzo me desperté alrededor de las seis de la mañana y me di cuenta, con gran alegría, de que estaba teniendo pequeñas pérdidas de agua. Con Juan nos sentimos profundamente felices porque el gran momento se acercaba. Él decidió no ir a trabajar para estar presente desde el primer instante. Después de “hacer fiaca” un rato en la cama, nos levantamos, desayunamos y tomamos unos mates. Las pérdidas de líquido continuaban y a eso de las diez comencé a sentir pequeñas puntadas en el bajo vientre, estaba muy tranquila y emocionada.
Ya hacia el medio día, las contracciones se tornaron un poco más intensas lo cual nos daba mucha tranquilidad puesto que era un indicio del progreso del trabajo de parto. Si bien soy una persona bastante insegura y rondaron por mi mente todas las dudas y los miedos posibles durante los días previos (con los que torturé a varias personas, sobre todo al pobre Juan), en esos momentos tuve la seguridad plena de que todo transcurriría con normalidad, al fin y al cabo iba a parir como lo hacen todas las especies de la naturaleza: siguiendo mi propio instinto.
Almorzamos unos fideos con crema y luego intentamos acostarnos a dormir un rato, intentamos, digo bien, porque ni bien me recosté en la cama comprobé en carne propia por qué es una locura mandar a acostarse a una mujer en pleno trabajo de parto. No importaba la posición: de costado, boca arriba, como fuera, las contracciones se intensificaban increíblemente y dolían mucho en esa posición. Una vez incorporada, la sensación de las contracciones se tornó más llevadera. Sin lugar a dudas, de haber estado acostada en un centro médico, hubiera pedido a gritos la anestesia epidural. Gracias a Dios, estaba en mi propio hogar y nadie me podía mandar a acostarme, podía hacer lo que quisiera o, mejor dicho, podía hacer lo que me pidiera mi cuerpo. Entonces, a medida que transcurría la tarde, y siempre con el fundamental apoyo de Juan, caminé, me arrodillé, me senté a ver tele, comí, me duché una y otra vez, me paré, me sostuve de un mueble, me arrodillé otra vez y caminé muchas veces más. El hecho de estar en movimiento (ya lo sabíamos por toda la bibliografía que abordamos), es un alivio natural para el dolor. Un alivio, eso es, porque estoy agradecida a la vida por haber tenido la oportunidad de sentir en las fibras más íntimas de mi cuerpo y de mi espíritu, la infinidad de sensaciones que se experimentan al momento de parir.
Recuerdo que en uno de los sitios de Internet que visité cuando estaba investigando sobre el tema de los partos humanizados, leí una frase que me impactó: “la anestesia no permite sentir dolor pero tampoco permite sentir placer”. El dolor de las contracciones, que nunca podría definir como sufrimiento, fue un dolor esperado y absolutamente placentero (valga la paradoja), ya que era una manifestación de mi cuerpo de que todo estaba bien, de que la naturaleza actuaba para posibilitar el nacimiento de nuestra hija.
Durante el transcurrir de la tarde Juan se ocupó de cada detalle. Desde temprano, ubicó la pileta inflable en la habitación, preparó una luz tenue, dispuso la música que habíamos elegido para el momento y dejó todo listo para disponerse a atender mis necesidades. A lo largo del trabajo de parto me acercó agua, gaseosas, frutas, todo lo que yo necesitaba. Se sentaba a observarme o me daba un reconfortante masaje en los pies o me prestaba su cuerpo para que yo me colgara de su cuello esperando que pasara alguna contracción más intensa. Durante todo ese tiempo se mantenía en contacto con la Doctora Cristina y le describía mis actitudes, mis acciones y el ritmo de las contracciones. Yo, por supuesto, estaba ajena a esos contactos ya que comenzaba a transitar un estado de reconcentración en el cual sólo me dedicaba a respirar profundamente y a tratar (como bien describió Patricia, una compañera del taller que tuvo la dicha de parir a su hija en su casa, en el agua, después de dos cesáreas innecesarias) de explorar cada contracción, de sentirla, de disfrutarla. Sin embargo, por momentos me preocupaba la intensidad con que se estaban desarrollando las cosas. Hacia las seis de la tarde le pregunté a Juan cuándo llegaría Cristina y cuando me respondió “a eso de las nueve”, me pareció que las horas que faltaban serían infinitas. Yo sentía que mi cuerpo trabajaba rápidamente y que todo evolucionaba sin pausas. Traté de relajarme y seguí con los métodos naturales para mitigar el dolor.
Juan estaba muy seguro y tranquilo y me transmitía esos sentimientos, pero alrededor de las ocho y media, repentinamente, comencé a experimentar unas sensaciones nuevas. Recuerdo estar de pie y tener que ponerme instintivamente en cuatro patas, inesperadamente, mi cuerpo comenzaba a pujar. Digo mi cuerpo sí, porque yo, mi conciencia, no hacíamos nada para que esto sucediera. Fue algo impactante, maravilloso, estremecedor, todo mi útero contrayéndose, mi cuerpo empujando, la naturaleza accionando. Llamé a Juan casi con un grito y le pedí que empezara a llenar la pileta porque sentía ganas de pujar, él, en su sorpresa y pensando en la llegada de Cristina y Mary, me dijo: “no pujes”. Recuerdo qué absurdo me resultó ese pedido. No estaba dentro de mis posibilidades el no pujar, era un hecho inevitable que se producía con la fuerza de lo instintivo.
Un tanto menos tranquilo, comenzó a llenar la pileta que debía tener unos 37 grados de temperatura y al mismo tiempo se comunicaba con Cristina que también se sorprendió por la rápida evolución de los hechos pero le dio tranquilidad diciendo que estaban a veinte minutos de casa.
Apenas hubo algo de agua me sumergí y experimenté eso que había leído infinidad de veces en los testimonios: el efecto relajante y reconfortante del agua tibia. La intensidad de las contracciones y de los pujos disminuyó en forma notable y me relajé profundamente.
Cuando llegaron Cristina y Mary, dispusieron los elementos con los que trabajan y llegaron a mi lado con rapidez pero con calma. Sus presencias me dieron mucha fuerza y seguridad. Cristina se ubicó frente a mí y me pidió permiso para realizar un tacto, asentí y luego escuché, con mucha alegría: “la dilatación es completa, la cabecita de Simona está ahí”. Me volvió a preguntar, siempre con una voz muy suave y lentamente para no desconcentrarme, si Juan podía hacer un tacto también. Le dije que sí y entonces, no puedo imaginar con cuánta emoción, él acarició a su hija por primera vez.
Lo que vino después fue la etapa expulsiva que duró aproximadamente dos horas durante las cuales se respetó el proceso fisiológico del parto. Cristina observaba todo con la ayuda de una linternita “acuática” especialmente pensada para no perturbar ni a la mamá ni al bebé. Mary me sostuvo todo el tiempo para que yo pudiera “entregarme” y dejarme llevar por mis sensaciones. Juan estuvo pendiente de agregar agua a la pileta, de controlar que la temperatura fuera la adecuada, de alcanzarme gaseosa, de acariciarme y darme palabras de aliento. Sin ellos no hubiera sido posible que a las 23.23 horas del 28 de marzo de 2009, naciera Simona de la forma en la que lo habíamos soñado por tanto tiempo.
Yo permanecí con los ojos cerrados hasta el último momento cuando, después de experimentar la increíble sensación del paso del cuerpito de mi bebé a través del mío, Juan me dijo: “acá está mi amor, agarrála”. Él tuvo la dicha de ver y de sentir a su hija nacer. Cuando salió de mi cuerpo, la mantuvo unos segundos bajo el agua, observando sus ojitos abiertos, expectantes, y luego la acompañó con sus manos hasta las mías. Cuando abrí los ojos no lo pude creer, inmediatamente la tomé en mis brazos y la llevé hacia mi pecho, explotando en un llanto de absoluta dicha y felicidad. Al fin conocíamos la carita tan esperada, tocábamos ese cuerpito tan amado. Luego de un momento de reconocimiento de mamá, papá y bebé, salimos de la pileta y estuvimos mimándonos, mientras esperábamos que el cordón dejara de latir (estuvo latiendo durante quince minutos) para posibilitar que Simona fuera preparando su cuerpito para respirar “aire” por primera vez y además, para que la placenta le proveyera una importante cantidad de hierro extra.
Cuando no hubo más latidos, Juan cortó el cordón y momentos más tarde se produjo el alumbramiento. Luego, Cristina nos controló a Simona y a mí de un modo respetuoso y humano, (ahí confirmó que no tuve desgarros: ni un punto, ni una sutura. Mi periné estaba intacto); me bañé y todos nos dirigimos a la cocina a comer algo. Y así, entre charlas, risas, recuerdos, comida y mates, Mary y Juan se dedicaron a acomodar un poco la casa, Cristina escribió la historia clínica del parto y Simona y yo aprendimos juntas el arte amoroso de dar y tomar la teta. Cristina y Mary recién partieron cerca de las seis de la mañana, una vez que se aseguraron de que todo estaba bien.
Así fue como Juan y yo pudimos vivir el nacimiento de Simona, en casa, en el agua, en un clima de paz y de amor, sin faltas de respeto, sin la insufrible posición de “acostada”, sin órdenes, sin apuros, sin inducciones, sin drogas, sin episiotomías, sin pinchazos, sin monitoreos,  sin enemas ni rasurados, en definitiva, sin la excesiva medicalización que caracteriza a la mayoría de los nacimientos desde hace unos años, que es innecesaria y que interfiere con el desarrollo de partos fisiológicos, según lo fundamenta la OMS.
Así fue como le dimos la bienvenida a nuestra hija: con calidez, con palabras de aliento, sin violencias innecesarias, sin luces estridentes, en un clima tibio, sin manipulaciones brutas, sin pinchazos, sin cánulas invadiendo su naricita, su ano, su cuerpito tierno, tomando inmediato contacto con su mamá y no separándose de ella en ningún momento.
Gracias a Juan por el inmenso amor, por la paciencia, la fe, la seguridad, la presencia, el compromiso y la entrega. Gracias, porque sin su convicción nada de esto hubiera sido posible.
Gracias a Cristina por ser un ser humano tan íntegro y una profesional de la salud tan comprometida, responsable y ética, entregada a la cruzada de devolver el protagonismo de los partos a sus verdaderas protagonistas y de modificar el modo violento, rutinario y desamorado en que los bebés son tratados cuando nacen en instituciones de salud. Gracias por el trato amoroso, por las enseñanzas, por el acompañamiento, por la inmensa paciencia.
Gracias a Mary por su calidez, su entereza, por sus palabras tranquilizadoras, por su apoyo, su cariño y su presencia.
Gracias a nuestras familias por respetarnos, apoyarnos y acompañarnos.
Gracias a todos los confidentes de este acontecimiento y a aquellos que, aún no sabiendo, nos llenaron de palabras de aliento y buenas energías.
Gracias a Roxana por ser un modelo a seguir, por escucharme, apoyarme, aconsejarme y contenerme en los momentos clave.
Gracias a Daniela, mi “psico–nutricionista” (si se me permite la expresión), por ayudarme a transitar este proceso como un hecho saludable y natural.
Gracias a Delia y a Marilín, porque cada una de ellas me dio herramientas para estar más conectada con mi cuerpo, con mi espíritu y mis energías.
Gracias a Marta por haber profundizado la conexión de Juan con Simona durante toda la gestación.
Gracias, especialmente, a Simona. Gracias por existir y por habernos elegido como padres. Ahora recuerdo que una de las acepciones de su nombre es “la que sabe escuchar” o “la que escucha”. No me quedan dudas de que, como asegura Cristina, los bebés escuchan, sienten, son, desde el preciso instante de la concepción. Gracias por escucharnos bebé, por ubicarte cabeza abajo desde muy temprano, por no enredarte con el cordón, por poner los bracitos hacia atrás para facilitar el parto, por venir cuando te llamamos, por nacer cuando lo acordamos. Gracias, mi cielo, por hacernos papá y mamá.
Gracias a la vida por hacerme mujer y por haberme capacitado para parir como lo hace cualquier otro ser de la naturaleza, gracias por haberme dado la posibilidad de cruzarme con las personas indicadas en el momento justo para vivenciar una experiencia tan profundamente extraordinaria, única y maravillosa.
Luisina.

lunes, 30 de mayo de 2011

Hermoso encuentro el 28 de Mayo!





Pasamos una tarde hermosa, copartiendo, (charla, experiencias, torta y mates),
Gracias a Doulas de Rosario que generosamente vinieron a compartir con nosotros, gracias a las mujeres, profesionales y mamás, bebés y todos los que hicieron de esta primer charla un momento maravilloso,
gracias también a María del Carmen y su gente por haber cedido tan amorosamente el espacio para que realicemos la charla.
Gracias a tod@s!!!
Acá van algunas fotos!
otras en
http://es-la.facebook.com/people/Mamasenred-Casilda/100002422907243

lunes, 23 de mayo de 2011

charla y debate ¨PORQUE ES MI CUERPO, MI PARTO Y MI BEBÉ: YO DECIDO COMO, DÓNDE Y CON QUIÉN PARIR¨ SÁBADO 28 DE MAYO, 16 HS, MUSEO DON SANTOS TOSTICARELLI, LAS ESPERAMOS!!


SEMANA MUNDIAL DEL PARTO RESPETADO: DEL 15 AL 22 DE MAYO EN TODO EL MUNDO
LEMA 2011: ¡PARIR EN DÓNDE QUIERAS, CÓMO QUIERAS Y CON QUIÉN QUIERAS!
La SMPR es una iniciativa de AFAR (Alliance Francophone pour l’Accouchement Respecté), cuyo objetivo es la promoción del parto respetado. La AFAR es una organización francesa no lucrativa fundada en 2003. Siendo un órgano autónomo de ciudadanos, no defiende ningún dogma o teoría ni tampoco muestra inclinación filosófica, médica, religiosa o política. Desde 2011 su coordinación ha sido entregado a la European Network of Childbirth Associations (ENCA).
(…)El movimiento de humanización del nacimiento tiene un criterio de mínima intervención y máximo respeto por los procesos naturales: conocer la fisiología del parto y las condiciones que lo favorecen, proporcionar las mejores condiciones ambientales que lo favorecen, dejar que la naturaleza haga su trabajo, (…) propiciar el mejor estado emocional de la madre, y reservar los procedimientos de urgencia sólo para los casos que lo precisan (…)*
En definitiva, como afirma el sabio Michel Odent: “Para cambiar el mundo, primero debemos cambiar la forma de nacer”. En la Argentina, existe la Ley Nacional 25.929 que busca garantizar que los derechos de mamás, papás e hijos sean respetados durante el parto, sin embargo es muy poco conocida y difundida.
Este año la Semana Mundial por el Parto Respetado se celebrará del 15 al 22 de mayo, bajo el lema “Parir en donde quieras, como quieras y con quien tú quieras!” y en todo el país y el mundo se organizan charlas, reuniones, debates. Por eso Mamás en Red por un Parto Respetado organiza e invita a la Charla abierta y debate “Porque es mi cuerpo, mi parto y mi bebé: yo decido cómo, dónde y con quién parir” abierta a la comunidad, a cargo de referentes de la organización Doulas de Rosario. La misma tendrá lugar el 28 de mayo en el Museo y Archivo Histórico Municipal “Don Santos Tosticarelli” a las 16.00 hs.
La charla fue declarada de Interés Municipal por el Honorable Concejo Municipal de Casilda, declaración nº510
  • Fernández Del Castillo, I.: La Revolución del nacimiento. En busca de un parto más humano y menos traumático. Plus Vitae, Madrid, págs. 28 y 29.
  


                                                       

sábado, 14 de mayo de 2011

estudio Chileno demuestra las ventajas del parto natural

Un parto normal vía vaginal genera un 20% más de apego seguro que un parto por cesárea. Es uno de los datos más reveladores que arrojó el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Chile y de la Universidad del Desarrollo que analizó la frecuencia de patrones de apego en la primera infancia en Chile.
De las 130 díadas (tecnicismo para referirse al binomio compuesto por la madre y el bebé) mujer-hijo consideradas en la investigación, el 80,3% de las que tuvieron a sus hijos por parto normal, de tipo vaginal y sin alternaciones, generaron un apego seguro. En cambio, las que tuvieron parto a través de una operación cesárea o fórceps, sólo lograron el 61,5% de apego seguro.
Un dato revelador en un contexto médico donde “se ha planteado que el tipo de parto no debería influir en la calidad del vinculo materno-filial”, plantea el estudio pionero en la región.
Mónica Kimelman, académica del Departamento de Siquiatría y Salud Mental Sur de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y quien tomó parte del estudio, pide que los resultados sean difundidos entre las futuras madres, porque asegura que así la tasa de cesáreas caería drásticamente. “Sólo se harán cuando sean estrictamente necesarias”, aventura.
Una mujer debe tener la posibilidad de decidir, pero con información adecuada y debe optar por un parto lo más natural y espontáneo posible, porque será lo mejor para el bebé y la relación de apego seguro que establezca con él, opina la experta, aunque aclara que en casos de riesgo evidentemente debe hacerse una cesárea. Sí está en contra de las intervenciones preventivas. “Nadie se opera de apendicitis por gusto o preventivamente, pero cuando existe el problema hay que hacerlo”, ejemplifica.
http://www.lanacion.cl/estudio-chileno-descubre-nuevos-beneficios-del-parto-normal/noticias/2010-04-23/005857.html (la nota completa)

martes, 10 de mayo de 2011

ACTIVIDADES EN CASILDA EN LA SMPR

Sábado 28 de Mayo - 16hs. www.mamasenred.blogspot.com
Charla abierta y debate “Porque es mi cuerpo, mi parto y mi bebé: yo decido cómo, dónde y con quién parir”.
Museo Municipal Don Santos Tosticarelli
Ovidio Lagos 1204 - Casilda 
Actividad coordinada por Mamás en Red por un
Parto Respetado - Casilda

miércoles, 20 de abril de 2011

SMPR 2011, del 15 al 22 de mayo

Semana Mundial del Parto Respetado: Parir en donde quieras, cómo quieras y con quién tú quieras!

La Semana Mundial del Parto Respetado, una iniciativa de AFAR (Alliance Francophone pour l’Accouchement Respecté), es una oportunidad para conocer las opiniones internacionales sobre un asunto específico relacionado con la promoción de un parto respetado. AFAR es una organización no lucrativa fundada en mayo del 2003. Siendo un órgano autónomo de ciudadanos, no defiende ningún dogma o teoría ni tampoco muestra inclinación filosófica, médica, religiosa o política.
La SMAR tiene lugar cada año durante el mes de mayo. Se proponen objetivos e ideas para realizar según un lema común. Luego individuos o grupos pueden debatir los pasos específicos para aprovecharse del material que se haya preparado en conjunto y que está disponible en la página web: pósters, carpetas, folletos, etc. Pueden organizarse muchos eventos a más o menos gran escala, según el tiempo y grado de implicación de la gente o de los grupos: exposiciones, reuniones, conferencias…

SEMANA MUNDIAL DEL PARTO RESPETADO 2010

Semana Mundial por un Parto Digno y Respetado: 16 al 23 de Mayo.
Lema para el año 2010“Nacimiento traumático cómo evitarlo - Nacimiento placentero cómo lograrlo”
Esta es una iniciativa de la AFAR, Asociación Francesa por un Parto Respetado. El objetivo de esta iniciativa es valorizar a las personas, respetar sus derechos y promover lugares de nacimiento respetuosos para las mujeres, sus parejas y sus bebés.
Se trata, en primer lugar, de exigir calidad de atención y calidad de asistencia en los centros hospitalarios, específicamente en las maternidades tanto públicas como privadas.
En segundo lugar, se enfatiza la importancia de la formación en sentido humanista de los/las profesionales al servicio de las mujeres en situación de parto, la importancia de la integración en lo equipos de asistencia obstétrica de las parteras y doulas en el acompañamiento.
El tercer eje tiene relación con la libertad de elección del lugar del parto, tomando como referencia a los países del norte de Europa que ostentan las mejores estadísticas perinatales. Son los que cuentan con verdaderas casas de partos, más de un centenar en Alemania, y donde las Parteras pueden acompañar sin dificultades los partos a domicilio.
Cada año el acento está puesto sobre un diferente tema. Así se fueron sucediendo el de la episiotomía: ¨No más episiotomías de rutina!¨(2004), las posiciones para parir: ¨posiciones para parir, respeto a la libre elección¨ (2005), el tiempo para nacer (2006), el entorno amoroso durante el parto (2007), y la inutilidad de la separación del bebé de su madre y/o padre luego del nacimiento (2008).Durante el 2009 el lema fue “No a la cesáreas Innecesarias


En el contexto de un parto “medicalizado” e “institucionalizado”, el éxito o el fracaso pasan por el nacimiento de un bebé vivo y sano. Sin embargo, las mujeres que hemos parido sabemos, porque lo hemos experimentado en carne propia, que la vivencia de un parto es tan extraordinaria, compleja y trascendental y por ello es necesario que, en forma urgente, los y las profesionales que participan de los nacimientos, y mamás comprendan que es crítico que el parto se constituya en un hecho placentero, aún para aquellas mamás que por casos de extrema necesidad, deban someterse a una cesárea (es posible poner en práctica las llamadas cesáreas humanizadas).
Numerosos especialistas en la materia, sostienen que la experiencia del parto es fundamental en el establecimiento del vínculo madre-hijo. Cada mujer guarda en su ser la capacidad innata para parir, cada bebé guarda en su ser la capacidad innata para nacer. Si mamá y bebé tienen la posibilidad de que se respeten los tiempos naturales del nacimiento sin apuros médicos, si son cobijados en un ámbito tranquilo, acogedor y cálido, si son tratados sin violencias, con palabras dulces, comprensivas y contenedoras, si no son víctimas de prácticas que hace tiempo se vienen cuestionando (mamá: posición acostada, epidural, enemas, rasurado, episiotomía, etc., etc./ bebé: el bebé puede ser pesado y medido al día siguiente a su nacimiento, sin prisa), seguramente ocurrirá un parto humanizado y por ende placentero. Todo esto es llevado de la mano de que nos demos cuenta que las mamás-bebés somos las verdaderas protagonistas del nacimiento, las que nacemos, las que debemos tomar decisiones.

Si mamá y bebé entran en contacto físico inmediatamente, pudiendo el bebé ponerse a mamar y sentirse pleno y seguro en el pecho de su madre, seguramente se formará un vínculo tan potente que llevará indefectiblemente al establecimiento de una relación colmada de amor, de contacto, de leche, de calor, condición sine qua non para que esa criatura recién nacida y esa mamá recién parida, logren establecer una relación profunda, feliz y duradera.



Más información, www.alumbrarpartos.blogspot.com, www.relacahupan.org (red latinoamericana para la humanización del parto y nacimiento), www.dandoaluz.net (asociación civil Dando a Luz), fundación Creavida, www.creavida.org.ar